jueves, 14 de marzo de 2013

Tinte


Los tintes naturales fueron los únicos usados desde la antigüedad, hasta que se descubrieron los sintéticos a mediados del siglo XIX, para satisfacer la necesidad de llevar el color a las ropas que formaban parte de la vida cotidiana. Los tintes naturales se obtienen a partir de diversas fuentes vegetales, minerales o incluso animales. Los colorantes naturales al alcance de la mano suelen ser principalmente aquellos de origen vegetal, como plantas, cortezas, flores o frutos.

La paleta que ofrece más frecuentemente el uso de estos colorantes contiene en su mayoría tonos cálidos, desde los marrones, naranjas y ocres hasta los amarillos y verdes.
Por lo general obtendremos la materia prima para teñir de alguna especie vegetal que se encuentre en la zona donde nos encontramos realizando la actividad. Por ello es muy importante identificar cuáles son  las alternativas de recolección y las épocas del año para cada especie tintórea. Entre otros podríamos destacar estos de nuestra tierra:

Rojo: Moras de zarza.
Marrón: Cáscara de nuez.
Amarillo: Cáscara de cebolla, raíz de jara,
barba de maíz o azafrán silvestre.
Granate: Bayas de saúco.
Beige: Cáscara exterior de la castaña.
Rosa: Flores de digital.
Negro: Corteza de roble.

El proceso para teñir la fibra de lana con colorantes naturales se logra por medio de la difusión del colorante hacia el interior de la fibra, sin que se produzca una reacción química del colorante con ésta. La reproducción exacta es un punto casi imposible por el origen natural de la materia prima que provee el color, por lo cual el color obtenido dependerá de condiciones tales como época del año en la que se recolectó el material,
tipo de suelo, región de cultivo...; todos, factores difíciles de manejar a la hora de teñir.
El color negro no era fácil de conseguir con tintes naturales, al igual que los rojos, que se obtenían con la cochinilla#, o los azules para los que se utilizaba el índigo. Los tintes necesarios para obtener estos colores no estaban al alcance de todos y, por tanto, sólo las familias con gran poder adquisitivo podían conseguirlos.

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